lunes, 29 de febrero de 2016


Irlanda ya no era su hogar, ni siquiera su propio hogar lo era. Ethel transformó la casa de Browswood en un palacio isabelino, perdiéndo todo ese calor familiar. Ahora nada tiene sentido.
Noble por herencia, Eileen Gray, adquirió el interés por la decoración de su madre y el espíritu aventurero de su padre, pintor. Esto último fue lo que la impulsó en 1902 a marchar a París para continuar con su formación, enfocada a la preparación para su posterior ingreso en la Ècole de Beaux-Arts. En los años posteriores, Gray, realizó multitud de viajes por todo el mundo: América, el norte de África; donde aprende todo acerca del arte del tejido y la creación de alfómbras, pero será su visita a Asia y su adaptación de las técnicas de lacado al mueble europeo de diseño los que la colocarán como la primera y reputada diseñadora del siglo XX.




En aquellos años Gray vivió en un mundo de hombres. No había hueco para méritos femeninos, ni siquiera muchos de sus trabajos pudieron ser firmados con su rúbrica. Le Corbusier o el arquitecto rumano Jean Badovici se atribuyeron dichos logros. Al estallar la Primera Guerra Mundial y tras unos meses como conductora de ambulancias, regresa a Londres y abriendo un taller en Chelsea, comienza a producir su propio mobiliario de diseño. 
Cuando aquello comenzó a tomar forma y a dar luz de realidad y aquel oscuro mundo de señores despertó, Gray decidió abrir su propia tienda de decoración, Jéan Désert.



En 1923 expone una habitación completamente amueblada por ella en el 14º Salon des Artistes Décorateurs. Los reconocimientos iban llegando uno tras otro. Después de dos años de trabajo, vio terminada su propia casa de veraneo en Menton, Francia. Tempe à Pailla fue una de sus construcciones más reconocida y más destacada en la obra de Gray. Algunos libros y escritos, que hablan de esta casa, cuentan que fue destrozada por los murales cargados de mensaje sexual que plasmó Le Corbusier en sus paredes. Quizás como intento de evitar todo mérito a Gray [nota personal].


Tempe à Pailla
Tras el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Gray es obligada a abandonar la costa Francesa. Huye a la región de Vaucluse, allí se establece y diseña una casa para Badovici. Mientras tanto, su hogar de Menton es saqueado y destruido por las tropas alemanas. Pero en 1945, Menton es liberado del dominio Nazi. Gray vuelve y al encontrar su casa en penosas condiciones, regresó a París.

El precio 

del deseo

M. Damia


Gray era bixesual. Formó parte de los círculos de lesbianas de la época. Se la relacionó con varias de ellas a lo largo de su vida. Marisa Damia, su amor, su todo. Con ella vivió una historia intermitente y apasionada. Porque son los amores más intensos aquellos con los que vives la gloria del lecho y el más descarnado desastre. Triste final de aquel 1938. Nunca más se volvieron a ver, a pesar de que ambas vivieron hasta pasados los 90 años de edad en París.


Gray se mantuvo activa tras cumplir los 90 años, perfeccionando su portafolio y organizando sus diseños de muebles y proyectos. 

8:30 de la mañana de un 31 de octubre de 1976. Eileen Gray se marcha, en un París que amaneció lluvioso, a los 98 años. Sus cenizas descansan en la misma ciudad que la convirtió en la primera dama del diseño de interiores. 

"Me siento incompleto. He leído tanto, he indagado en un pasado; inmiscuyéndome, sin permiso, en la vida de Gray. Creo que quizás este no sea el mejor resumen de una vida tan libre y a la vez tan reprimida que se haya escrito; pero he tomado buena nota de su protagonista. Haz lo que amas."

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