jueves, 16 de octubre de 2014

JUGANDO CON EL MOBILIARIO

El mobiliario puede jugar un importante papel en la configuración del carácter de un espacio. En interiores amplios y espaciosos, cumplirá además una función arquitectónica, según la cual un armario podría ser el equivalente visual de un sólido muro. En un espacio reducido, las mesas y sillas plegables, así como los sofás convertibles, permitirán el máximo aprovechamiento posible.

En cualquier caso, al planificar la distribución del mobiliario, deberá considerarse su efecto sobre el interior. Normalmente, por ejemplo, el típico conjunto de sofás y butacas ocupará por completo las modestas dimensiones de una sala de estar. En estos casos es preferible elegir un grupo de asientos modulares, que no sólo tendrán un diseño más compacto sino que además necesitan menos espacio de acceso a su alrededor.
Alinear el mobiliario junto a la pared permitirá aprovechar mejor el espacio que situándolo en diagonal frente a las esquinas, y en cambio conservará el mismo aire íntimo e informal.

 
Sin embargo, no siempre es aconsejable arrimar los sofás o las camas a las paredes, ya que con ello disminuyen las posibilidades de moverse a su alrededor.
La utilización más clásica del mobiliario como elemento estructural en un interiorismo consiste en disponerlo como separación entre la cocina y el comedor, entre el comedor y el salón o entre dormitorio y vestidor. Si no hay tabiques, creará una línea de demarcación entre el caos doméstico que supone la cocina o ropero y la formalidad del salón o dormitorio.
 
En los salones que sean a la vez zonas de paso o de comunicación, unas estanterías delimitando la zona de estar crearán un ambiente íntimo, protegido de los transeúntes. No hay que excluir la posibilidad de ajustar exactamente el mobiliario a la medida de las particularidades arquitectónicas de una estancia, como buscar un sofá que encaje de manera precisa en una alcoba o una mesa de comedor para arrimar a una chimenea.
El mobiliario debe realzar las cualidades arquitectónicas de una habitación. Por ejemplo, una gran librería o armario junto a la puerta, perpendicular a la misma, atraerá la atención hacia el umbral de la sala y creará una entrada espectacular. Sin embargo, si el comedor tiene una forma simétrica y regular, conviene respetarla con la distribución del mobiliario sobre el mismo eje. Si hay algún elemento arquitectónico destacable en el techo, como una claraboya, se puede realzar con un mueble estratégicamente situado debajo del mismo. De forma parecida podemos realzar una chimenea, distribuyendo el mobiliario a su alrededor.
 
 
También es posible utilizar el mobiliario para disimular algunos defectos de la habitación. Si hay una puerta que no se utiliza nunca, pero que sin embargo no se considera oportuno tapiarla, es preferible ocultarla con una librería que desaprovechar la superficie de pared que ocupa. Algunos electrodomésticos, como las lavadoras o los frigoríficos, pueden utilizarse de un modo parecido.  

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