Vestir bien las ventanas es una tarea fácil y muy importante para el conjunto de la decoración de la casa. Uno de los sistemas más versátiles y bonitos son los estores, perfectos para tamizar la luz y especialmente indicados para ventanas correderas. Éstos son ideales.
Este tipo de mecanismos plegables lleva un sistema de varillas horizontales, dispuestas cada 20 cm. aproximadamente, con anillas. Por estas anillas pasa un cordón que es el que hace subir y bajar el tejido. Cuando el estor está plegado, la tela forma tablas horizontales y cuando está desplegado queda completamente recto.
Muy semejante al anterior, pero no lleva varillas, sólo anillas. Por eso al plegar el estor no se forman tablas sino unos pliegues irregulares que le dan un aire más informal. Si quieres conseguir que esos pliegues se transformen en ondas sólo hay que dar a la altura del estor unos centímetros de más. Cuantos más tejido de margen, mayor será la pronunciación de la onda.
Utiliza un largo de tejido mucho mayor que el del hueco que va a cubrir, y se frunce verticalmente hasta la longitud final. Al recoger el estor, las ondas del drapeado se acentúan mucho más. Dependiendo de la cantidad de tela utilizada y del sistema de recogida, las ondas pueden ser regulares o irregulares y más o menos grandes pero nunca discretas. Este tipo de estor se adapta a ambientes muy clásicos y un tanto barrocos.
4. Enrollable.
Consiste en un tejido unido a un mecanismo superior con resorte. La tela baja a diferentes alturas al tirar de la cadenita, el recogido de las cortinas enrollables se efectúa de un modo suave y uniforme. Extendido del todo presenta una superficie lisa y tensa.
Se presenta en tejidos técnicos, de fácil limpieza y con grados de transmisión de luz natural. Se instalan a pared, a techo y en los marcos de las ventanas. Ideales para todo tipo de estancias.
5. Veneciana de madera.
Están formadas por una serie de láminas estrechas y rígidas, provistas de un mecanismo, que permite recogerlas o extenderlas, y también, cambiar su orientación. En el mercado las encontraremos de madera o de aluminio. Éstas últimas no suelen ser recomendables por su dificultad para la limpieza. Las de madera aportan calidez. Tienen que ser densas y resistentes a las variaciones de temperatura y luz. Las de mayor calidad, a sus características decorativas unen la propiedad de ser aislantes acústicos en mayor o menor medida.
En los últimos años se ha puesto de moda el panel japonés, lamas anchas de tela con un contrapeso en su parte inferior y colgados con velcro de unos railes en su parte superior. A diferencia de los anteriores, su modo de recogida es lateral; pudiendo elegir hacia donde.
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