Si te decides por la madera a la hora de vestir el suelo de tu casa habrás acertado de pleno. Este pavimento es cálido, acogedor y versátil. Puedes elegir entre parqué, tarima flotante o laminado; a continuación te explico todo sobre cada uno de ellos.

Las maderas claras crean ambientes amplios y luminosos. Es una buena opción cuando los metros y la luz escasean. Las oscuras, como el wengué, es resistente pero necesita más limpieza. Los tonos medios (roble) se adaptan perfectamente a cualquier estilo.
La madera se puede utilizar en todos los ambientes incluidos los más complicados como la cocina, el baño o la terraza.
El arce es ideal para la cocina, porque es una madera muy resistente. Para el baño es mejor el castaño, porque es impermeable y resistente a los hongos. La terraza requiere una que se adapte bien a los cambios de temperatura, como merbau.
EL PARQUÉ.
Es el pavimento de madera más tradicional. Está compuesto por tablas de madera que forman paneles sólidos.
Estas tablas se adhieren directamente al suelo con una cola especial de carpintero o con el sistema del machihembrado. Para que el acabado sea perfecto el suelo debe estar completamente liso. Requiere acuchillado y barnizado periódico.
El parqué, además, permite distintas composiciones según la distribución de las lamas. Esta posibilidad ofrece acabados muy decorativos: en espiga, damero, mosaico, enmarcados en zonas, geométricos, etc.
También se pueden mezclar distintas maderas y materiales.
TARIMA FLOTANTE.

LOS LAMINADOS.
Es un pavimento fabricado a partir de sofisticadas técnicas. Se compone de tablas con capas prensadas o láminas de madera (la superior con un acabado plástico).
Reproduce maderas de todos los tipos y colores. Es resistente a la humedad y de fácil limpieza. Se coloca encajado las lamas entre sí mediante clic o pegándolas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario